Belarmina Téllez: Entrar al programa de madres comunitarias cambió mi vida
El sueño de Belarmina Téllez Panqueva, agente educativa de 57 años de edad y quien ha cuidado y formado niños desde hace 34, es retroceder el tiempo para que con la experiencia adquirida, los conocimientos y la tranquilidad que hoy la acompaña, pueda volver a criarlos.
Por su casa y luego, al vincularse a los programas de madres comunitarias del Bienestar Familiar –ICBF-, han pasado miles de niños que hoy son profesionales (médicos, docentes, policías, enfermeras) y que aún la visitan porque el aprecio es tanto, que también le dicen ‘mamá’. "Lo que más me llena de amor es cuando vienen a presentarme a mis nietos o, incluso, a mis biznietos", dijo con una sonrisa que contrasta con la mirada nostálgica que se esconde detrás del marco lila de sus gafas.
Entre esos miles de niños y niñas que ha cuidado y formado están sus cuatro hijos y con su voz de tono firme por la seguridad que le da la experiencia de ser ‘madre’, cuenta que un día tuvo que separarse y quedar a cargo de ellos. Una historia común en muchas familias de Colombia, pero que refleja también la tenacidad de las mujeres que son capaces de salir adelante y de quienes les sobra amor para compartirlo con otros. "Mi familia fue una familia disfuncional porque yo me separé desde cuando mis hijos estaban muy pequeños. Mi esposo me golpeaba. Pero a medida que me fui capacitandogracias al ICBF, me di cuenta que uno no tiene por quédejarse y creer que lo debe aceptar por amor. Entonces me separé", agregó. Infortunadamente Bernardo Andrés, su hijo varón, falleció a los 24 años por causa de un accidente de tránsito. "Él fue seminarista pero se retiró para poder trabajar y ayudarme en la casa. Y todos los días repito que lo más amargo que le puede pasar a un ser humano es la pérdida de un hijo". Sin embargo, hay algo que día a día la reconforta y es cuidar a tantos niños. Ellos la llenan, asegura. En sus abrazos y en los besos espontáneos que a diario recibe siente el amor quedesde el cielo le envía su hijo. El mismo amor que hoy recibe de sus tres hijas Leidy, Lina María, Viviana y de sus cuatro nietos por quienes continua aprovechando estas oportunidades de capacitación, como la que trajo a la región Coldeportes, a través de la cual se apropia las herramientas que brinda la recreación, como underecho fundamental de la niñez, para formar, en lo posible, miles de niños más.
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