martes, 23 de septiembre de 2025
En los 400 metros de los IV Juegos Comunales, Andrés Ávila Boyacá y Jesús Arboleda Nariño demostraron que el verdadero triunfo del deporte está en la unión y la amistad.
Jesús Miguel de la Hoz, Prensa Mindeporte
Bucaramanga, 23 de septiembre de 2025. En el estadio de atletismo Luis Enrique Figueroa, de Bucaramanga, el cronómetro ya se había detenido, pero la carrera apenas empezaba a cobrar sentido. Los 400 metros de los IV Juegos Comunales, que separaron la salida de la meta quedaron atrás y, en el centro del escenario, dos atletas se fundieron en un abrazo que iba más allá del resultado: Andrés Ávila, de Boyacá, y Jesús Arboleda, de Nariño.
La carrera había sido intensa. Arboleda, con la fortaleza del Pacífico en sus piernas, decidió seguir de cerca a Ávila, corredor espigado, de zancada larga. "Quiero ver hasta dónde puedo llegar", le había dicho antes de comenzar la carrera. Y lo hizo. Aguantó la recta, resistió la curva y, faltando 200 metros, cuando el boyacense alargó su paso, le empujó con un grito: "¡Hágale, hágale, métale!". Fue entonces cuando Andrés Ávila se despegó, pero en realidad fue un impulso compartido.
Por eso, en la meta, el resultado se transformó en abrazo. Ávila agradecía el impulso; Arboleda celebraba haber terminado entero, sin lesiones, demostrando que su esfuerzo valía más que una medalla y demostrándose que sin importar cuan difícil sea el recorrido, siempre va a encontrar voces que lo inspiren a salir adelante y que nunca estará solo.
Detrás de ese momento había dos caminos distintos. Andrés, entrenador en Villa de Leyva, guía a niños y madres que en su academia han encontrado un espacio para crecer y sanar a través del deporte. "El mayor premio siempre será compartir", suele repetirles. Jesús, en cambio, viene de Tumaco, del barrio San Martín. Entre su trabajo de albañil y entrenamientos, ha hecho del atletismo su oportunidad para soñar y darle orgullo a su mamá, Zuleyma Andrade, y a su entrenadora, Zuleymi Mezán.
El abrazo entre ambos no solo unió a Boyacá y Nariño en una misma fotografía: recordó que los Juegos Comunales son un escenario de unión, de solidaridad y de reconocimiento mutuo. Aquí, los cronómetros cuentan historias, pero son los valores los que dejan huella: la disciplina, el respeto, la amistad y la certeza de que, sin importar el lugar en la tabla, todos son ganadores cuando el deporte se convierte en un puente para encontrarse.
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