viernes, 19 de septiembre de 2025
El jugador santandereano está a un partido de lograr uno de sus objetivos: llegar a la final de los Juegos Intercolegiados.
Jesús Miguel de la Hoz - Prensa Mindeporte
Nobsa, Boyacá, 19 de septiembre de 2025. En Floridablanca, hace tres años, la Fundación Colegio UIS disputaba la final departamental de los Juegos Intercolegiados contra el colegio José Díaz Puyana. Ese día, entre los asistentes al partido, estaba Andrés Felipe Carrillo Torres, un joven santandereano enamorado del deporte, quien había practicado disciplinas como: taekwondo, tenis, tenis de mesa, natación, fútbol y hasta un poco de baloncesto. Pero ninguna de ellas lo había llenado por completo.
"Ver a mi colegio en una final fase municipal, donde todos estábamos atentos me dio muchos sentimientos", recuerda con sentimiento, como si estuviera viviendo el encuentro definitivo en el momento en el que expresaba las palabras. "Es un deporte de mucha explosividad, de fuerza, de disciplina. Ese partido me enamoró del voleibol", añade con la voz de alguien que sabe que fue en ese instante cuando se encendió la chispa.
El voleibol se volvió su camino. Desde entonces, Andrés Felipe Carrillo no solo es uno de los referentes de su equipo, sino también un guía dentro de la cancha, un joven que aprendió que el deporte no es solo competir, sino contagiar pasión.
Una familia de deportistas
El amor por el deporte no le llegó de la nada. En su casa se respira disciplina y entrega. Su padre, Pedro Carrillo, exdeportista de alto rendimiento, viajó por el mundo representando a Colombia como entrenador y atleta de taekwondo. Su madre, Claudia Elena Torres, fisioterapeuta, lo ha acompañado en cada paso, y su hermano mayor, Pedro Alexander, también es un amante del deporte, en especial del fútbol.
"Mi papá es mi mayor inspiración. Siempre lo vi entregarse al máximo y eso me motiva a dar lo mejor en la cancha. Él me guía incluso en los entrenamientos físicos para compensar mi estatura con potencia y salto", destaca.
Los entrenamientos de Andrés Carrillo es la de alguien que sueña en grande: tras el colegio se cambia y corre a la práctica con la Liga Santandereana de Voleibol Playa. Después viene el acondicionamiento físico, los trabajos de potencia y los ejercicios pliométricos que hace bajo la supervisión de su padre. Todo con un objetivo: crecer como atleta y estar listo para cada reto.
En estos momentos, su meta inmediata es clasificar a la final nacional de los Juegos Intercolegiados. "Estamos a un partido de lograrlo. Sería un sueño y un orgullo enorme, porque hoy siento que estoy preparado para dar lo mejor y ser un verdadero refuerzo para el equipo", dice con la emoción reflejada en el rostro.
Más que un torneo
Para Andrés, los Juegos Intercolegiados no son un simple torneo. Son el espacio donde los jóvenes aprenden que el deporte se juega con el corazón. "Muchos creen que los intercolegiados son sencillos, pero aquí hay disciplina, amor y entrega. Siempre hay jugadores que se ponen la camiseta para sacar adelante a su equipo. Esa es la verdadera esencia", asegura.
Y mientras se proyecta hacia el futuro, con el sueño de vestir la camiseta de la Selección Santander y conquistar unos Juegos Nacionales, sabe que todo empezó en esa final perdida que lo inspiró. Porque a veces, las derrotas no marcan un final, sino el comienzo de una historia.
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