jueves, 06 de noviembre de 2025
La atleta guatemalteca terminó su participación en los Juegos Escolares Centroamericanos y del Caribe con dos medallas de bronce.
Jesús Miguel de la Hoz, Prensa Mindeporte
Montería, noviembre 6 de 2025. La posta final siempre tiene algo de destino. En el relevo 4x400 metros femenino, la prueba que cerraba su participación en los Juegos Escolares Centroamericanos y del Caribe, Giuliana Marsicovetere recibió el testigo en el último tramo. Guatemala necesitaba algo más que velocidad; necesitaba decisión y un corazón capaz de sostener el pulso cuando el cuerpo quiere renunciar. Y ella lo dio.
Se lanzó como si en sus piernas llevara una oración silenciosa, como si cada zancada fuese una afirmación de fe. Y lo fue. Su sprint final, firme y decidido, selló la medalla de bronce para Guatemala. Una muestra de estrategia, determinación y esa fuerza invisible que nace cuando se corre por algo que está más allá del cronómetro.
Pero el camino de Giuliana Marsicovetere en el deporte, no comenzó en la pista. Antes de las curvas y las líneas, dio pasos por disciplinas como el fútbol y baloncesto, rodeada de entrenadores que creyeron en su disciplina y tenacidad. Sin embargo, había algo que siempre aparecía: la velocidad. Esa forma de adelantarse al momento. Esa resistencia natural que parecía venir incorporada en ella. Un día, casi por curiosidad, representó a su colegio en una competencia de atletismo. No esperaba mucho. Terminó segunda. Y ese resultado, que otros habrían visto como casualidad, fue para ella una señal.
Desde febrero de este año, decidió apostar en serio por el atletismo. Fue un inicio solitario, lleno de cambios, ajustes, autodescubrimientos. "El inicio fue difícil", reconoce. No solo era un deporte nuevo; era un modo distinto de entender su cuerpo y su mente. Pero algo la sostuvo: su fe. Con cada entrenamiento, con cada sesión dura bajo el sol, con cada madrugada que comenzó antes de que el cansancio se moviera del día anterior, ella repetía para sí: "todo lo hago para glorificar a Dios".
La evolución llegó con disciplina, pero encontró forma con guía. En junio comenzó a entrenar junto al coach Alan Ayala, quien no solo afinó su técnica, sino que le entregó estructura, estrategia y confianza. La Giuliana Marsicovetere que llegó a estos juegos era distinta a la que se probó por primera vez en la pista meses atrás: más fuerte, más consciente, más segura del camino.
Representar a Guatemala, dice, fue un honor que aún está aprendiendo a dimensionar. En Montería compitió en los 400 metros planos, en el relevo mixto 4x400 y en ese relevo femenino que terminó con una medalla y con su nombre grabado en la memoria de quienes vieron el cierre.
Pero más allá de la medalla, fue una confirmación: de que el corazón encuentra su ritmo cuando corre alineado con su propósito. Giuliana Marsicovetere no solo corre rápido; corre con sentido. Corre por su familia, que ha sido soporte y abrazo. Corre por ella, por esa niña que un día no sabía qué le iba a gustar el atletismo. Corre por Guatemala. Corre para glorificar a Dios.
Y mientras se acomoda la medalla en el pecho, con la respiración aún agitada y el sudor marcándole la frente, ella tiene la certeza de que este no es un final. Apenas es la primera vuelta.


Alto contraste
Reducir
Aumentar
Ayuda
Centro de relevos