Ministerio del Deporte

El karate es un deporte de esfuerzo físico y mental; una disciplina que integra mente, cuerpo y espíritu. Cada golpe y cada defensa reflejan horas de práctica, autocontrol y una búsqueda constante por superarse. En el tatami, los deportistas no solo combaten contra un oponente, sino también contra sus propios límites.

Desde el municipio de San Pelayo, Córdoba, emerge Héctor Gallo, un joven que encontró en el karate el camino para desafiarse y crecer. Motivado por su amor al deporte y la cultura, decidió probar algo nuevo, algo que lo llevara a descubrir hasta dónde podía llegar. "El karate me cambió la vida. Lo encontré, lo aprendí y desde entonces no lo he soltado", dice con orgullo, mientras recuerda sus primeros días de entrenamiento.

Para Héctor, el karate va más allá de una rutina deportiva: Para él es como su compañero de vida. "Amo este deporte porque me llena de emoción cada combate, por las amistades que me ha dado y por los retos que me ha enseñado a vencer", cuenta con una sonrisa que deja ver la satisfacción de quien ha aprendido que la disciplina también se construye con resiliencia y convicción.

En cada entrenamiento, Héctor se exige al máximo. "Cuando entreno doy el 100%. Si no lo hago, siento que no cuenta. Los resultados solo llegan cuando se trabaja con compromiso y constancia", afirma con la certeza de quien ha hecho del esfuerzo su sello personal. Acepta que hay ejercicios que aún le cuestan, como la apertura de piernas, pero sabe que la perseverancia es su mejor aliada. "Entrenar no es fácil, pero en la constancia está la clave. Seguiré trabajando hasta ser más fuerte".

Hoy, Héctor vive con orgullo su participación en los Juegos Intercolegiados, una experiencia que define como inolvidable. "Estar aquí es sinónimo de aprendizaje y mucho crecimiento. Competir con deportistas de todo el país es verdaderamente enriquecedor; cada uno tiene algo que enseñar, y todos salimos de aquí siendo mejores", asegura mientras observa el ambiente de camaradería que envuelve las competencias.

Para él estas justas son una plataforma que impulsan carreras. "Para nadie es un secreto que los Juegos Intercolegiados son una oportunidad para mostrarnos, para crecer y para creer en nosotros mismos. Ojalá sigan fortaleciéndose, porque el deporte tiene el poder de cambiar vidas y aquí en Colombia podemos ser creadores de grandes deportistas", expresa con madurez y esperanza.

Así como en el tatami, Héctor pelea por sus metas con la misma energía con la que enfrenta cada combate. Su historia es la prueba de que el karate puede formar grandes campeones y también seres humanos fuertes, disciplinados y llenos de propósito. En los Juegos Intercolegiados, su fuerza interior se refleja en cada movimiento, en cada intento, recordando que la verdadera victoria está en nunca dejar de intentarlo.