
Foto: Johana Tamani no competía por medallas, al menos no al principio.
Desde el corazón del Amazonas,
jueves, 24 de julio de 2025
José García - Prensa Mindeporte
Leticia (Amazonas), 24 de julio de 2025. Johana Tamani no competía por medallas, al menos no al principio. Lo hacía por la fuerza que sentía en las piernas cuando su cotidianidad era algo normal. Hoy, gracias a los Juegos Intercolegiados, Johana encontró una cancha para su talento, y una tribuna para que conozcan su historia. Desde el Ministerio del Deporte trabajamos para que historias como la suya no sean excepción, sino parte de una nueva normalidad: la de un país donde el deporte llega hasta el último rincón y donde la juventud tiene el derecho de soñar y competir en igualdad de condiciones.
En Leticia, donde el río Amazonas no solo le da vida a la selva sino también a los sueños, una deportista de 15 años se ha atrevido a desafiar las voces que alguna vez quisieron frenarla. Johana Patricia Tamani Rengifo, con la mirada serena pero la determinación de quien no teme a la batalla, a la competencia, ha hecho del futsal su campo de libertad, motivación y resistencia.
No la vi jugar, pero al escucharla, supe que en la cancha se transforma. Johana se como tímida, reservada, una joven que habla bajito y escucha más de lo que dice. Sin embargo, cuando habla de futsal, su voz se llena de fuerza. Me cuenta que allí, bajo la presión de los partidos, su timidez se esfuma, su personalidad se transforma y aparece otra versión de sí misma: una jugadora ágil, fuerte y decidida, capaz de atajar balones como quien se para en la vida a atajar y abrazar sueños.
En el deporte comenzó a los 11 años, cuando decidió seguir el llamado a pesar de las voces que le decían que el fútbol era "solo para hombres". A esas frases viejas como el barro seco, ella les respondió con mucha disciplina y coraje. Para ella no fue fácil, me dijo, pero, al final, fue suyo. Ella, tan joven, aprendió a convivir con el ruido de la crítica sin dejar de escuchar el llamado de sus sueños.
Cuando entrena o compite, dice que algo dentro de ella se enciende. "Siento que puedo brillar", repite con la convicción de quien ya ha saboreado la victoria y también las derrotas. En cada pase, en cada esfuerzo, en cada palabra de su relato, se le nota que no juega solo por ella, sino por todo Leticia, por las niñas que probablemente aún dudan si atreverse.
Los Juegos Intercolegiados 2024 fueron un punto de quiebre. Johana y su equipo no solo brillaron en las fases municipal, departamental y regional, sino que llegaron hasta los nacionales en Bogotá. Desde la espesura del Amazonas hasta la capital del país, llevando consigo el orgullo de su tierra. Allí, entre canchas desconocidas y nuevas amistades el futsal la llevó a otro nivel: la clasificación a los Juegos Suramericanos en Bucaramanga.
"Estar ahí fue un sueño, representar a Leticia, a mi región, es una alegría que no puedo explicar", cuenta con una sonrisa que se nota incluso cuando baja la voz.
Pero detrás de cada jugadora hay un equipo más allá de la cancha. Johana reconoce a su entrenador, Jesús Joel Gil Riascos, como ese faro que la ha guiado y retado. También habla con gratitud de su familia, con quien comparte tareas del hogar y sueños de futuro. Y del Ministerio del Deporte, que, según cuenta, no solo le ha dado apoyo logístico y médico, sino algo aún más valioso: confianza y seguridad.
Johana sueña con jugar en Europa, con vestir la camiseta de un equipo profesional. Pero su mayor victoria, quizá, ya la está alcanzando: demostrar que desde cualquier rincón de Colombia -incluso desde lo más profundo del Amazonas- se puede soñar en grande, luchar con coraje y jugar aún más grande. Porque el talento no tiene geografía, y el corazón de una deportista puede ser tan inmenso como el país que representa.
Alto contraste
Reducir
Aumentar
Ayuda
Centro de relevos